Primero uno y luego otro (los zapatos). El uno que se levanta. El otro que está de pie. El uno con cara de rabia, impotencia. Indignado. El otro hablando (desde su tribuna). El uno que se lo quita y lo lanza (el zapato). El otro que lo esquiva y sonríe. El uno que se lo quita y lo lanza también (el otro; el zapato). Y el otro, con su sonrisa, también lo esquiva.
A uno le detienen. El otro, allí, con su cara (de tonto) y su sonrisa.
(Un periodista iraquí lanza sus zapatos al presidente saliente de Estados Unidos, George W. Bush, reelegido por dos veces consecutivas (a pesar de todo; a pesar de él), durante su última visita a su desaguisado particular iraquí.
En el mundo árabe esta escena representa un desprecio absoluto hacia el otro. Desde mi mirada de occidental la escena fue ridícula, patética y muy simbólica: una buena despedida para tanto trabajo mal hecho.)
domingo, 21 de diciembre de 2008
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