viernes, 1 de octubre de 2010

Volver

Como cuando quieres hablar por teléfono con alguien (un amigo, un conocido, un familiar...) y el tiempo va pasando, y cuando ya por fin puedes o te decides, no sabes ni por dónde empezar... Igual me ha pasado a mí con este blog.
No exagero si digo que he tenido presente cada día lo de escribir en él, que cada día me he acordado de esta maravillosa sensación y que cada día pensaba: "Quizá mañana pueda ser." Y ya por fin... Pero ahora, ¿por dónde empezar?
A nivel personal podría hablar de una reincorporación al trabajo después de una baja maternal prolongada al doble de lo que en este país tenemos derecho (a costa de unos ahorros que se han invertido en esos meses de más y que por supuesto han sido la mejor inversión que he podido hacer) y después de esa reincorporación sentir y sufrir de manera inmediata cómo el tiempo menguaba; como Alicia cuando bebía la pócima y se hacía pequeñita, así mismo ocurrió con mi tiempo. Y entonces no tuve más remedio que dar la razón a todas aquellas personas que me decían: "Verás cómo te cambia la vida..." Pues bien, por supuesto que mi vida ha cambiado. La pequeña ciudadana invisible ya ha cumplido un año y de momento mi tiempo libre para poder escribir sigue siendo igual de pequeño.
¿Y qué contar del mundo que nos rodea? Por supuesto mencionar aquel día fatídico de anuncios grises sobre decisiones también grises que hizo nuestro presidente un día de Mayo de este año. A saber: bajadas de salarios, congelación de pensiones, recortes en la ley de dependencia, disminución de la inversión pública y el anuncio de una reforma laboral que después del verano ya se ha hecho inminente. La actuación de unos sindicatos a los que se les cuestiona desde todos los ámbitos y que, como este país, también están en crisis. El vergonzoso presidente de la patronal CEOE, que en lugar de servir como modelo a seguir de buen empresario arrastra una larga lista de empresas en quiebra. Los mercados, ese ente que parece que domina el mundo y que mueve los hilos de los que supuestamente pueden tomar decisiones. Y las agencias de calificación de riesgo, que deciden el futuro de millones de ciudadanos de este planeta.
Por supuesto que han pasado más cosas, pero como decía al principio, hay tanto que contar que es imposible que no quede nada en el tintero...
Aún no sé si esta vuelta será definitiva o tan sólo será temporal. Quién sabe... Al menos me ha servido para anunciar que aún seguimos aquí.