miércoles, 25 de julio de 2007

Apagón

Suena el despertador (eléctrico). Me levanto. Camino hacia el baño. Enciendo la luz (eléctrica). Tiro de la cadena. Me meto en la ducha. Abro el grifo del agua caliente. La caldera (eléctrica) comienza a funcionar. Me visto. Como es verano, no enciendo la luz (eléctrica) de la habitación. Desayuno: pongo la cafetera en la vitrocerámica (eléctrica), caliento la leche en el microondas (eléctrico), tuesto el pan en el tostador (eléctrico) y saco la mantequilla y el zumo de la nevera (eléctrica). Escucho la radio (eléctrica) mientras desayuno. Cuando termino, meto la taza y el plato en el lavavajillas (eléctrico). Salgo a la calle. Me meto en el metro (eléctrico). Saco un billete en la máquina expendedora (eléctrica). Llego al trabajo: ascensor (eléctrico), fax (eléctrico), ordenador (eléctrico), aire acondicionado (eléctrico), fluorescentes (eléctricos). De vuelta a casa, compro un libro: fluorescentes, caja registradora, lector electrónico de tarjetas (todo eléctrico). De nuevo el metro (eléctrico). En casa enciendo la televisión (eléctrica) y veo el telediario. Me caliento la comida en el microondas (eléctrico). Suena el móvil. Quedo para ir al cine (eléctrico) esta tarde. Cargo el móvil (eléctrico). Y me echo la siesta. A veces me da tiempo a soñar. Hoy he soñado. Un sueño extraño. He soñado con un apagón en la ciudad. Y he sentido cuán diferente sería mi vida.
Llama la atención una dependencia tan extrema en una sociedad tan desarrollada. Y también da un poco de miedo. Ahora, en Barcelona, lo están viviendo en sus propias carnes.

jueves, 12 de julio de 2007

Prostitutos de la construcción

En el diccionario de la Real Academia Española, "prostituta": mujer que mantiene relaciones sexuales con hombres, a cambio de dinero. Me permito una licencia poética: prostitutos. Hablaré de hombres, pero no de aquéllos que mantienen relaciones sexuales a cambio de dinero.
Todas las mañanas, al menos de lunes a viernes, en la Plaza Elíptica (Madrid), junto a la cafetería Yakarta, se pueden ver grupos de hombres inmigrantes con una mochila a la espalda esperando a que lleguen los "pistoleros". Los pistoleros son otros hombres, que no suelen ser inmigrantes, que apuntan o señalan con el dedo la mano de obra barata que desean para ese día.
De esta manera, los prostitutos de la construcción, como me he permitido llamarles, representan el último eslabón de la cadena laboral del mundo de la construcción. Representan la mano de obra más barata que existe actualmente en España dentro de ese mundo. Son inmigrantes sin papeles, sin derechos, sin voz ni voto, pero que participan del boom de la construcción española con su mano de obra infravalorada.
Cada mañana les veo. Cada mañana esperan a que, con un poco de suerte, les señalen y les suban a una furgoneta que les lleve a una obra. Cada mañana, esa mano de obra barata e ilegal espera, como las prostitutas de la calle, a que alguien se fije en ellos tan sólo por unos pocos euros.

domingo, 8 de julio de 2007

Traslademos el problema, de nuevo

Leo en un periódico: "El Ayuntamiento de Madrid ha comenzado a estudiar si existe la posibilidad legal de expropiar las licencias de los diferentes sex-shop concentrados en un área reducida del centro de la ciudad, en la que además se ejerce la prostitución. Quiere evitar que los clientes de este servicio se muevan por el centro."
Retomo la idea de uno de los anteriores artículos ("Traslademos el problema", del día 24 de mayo), ya que la droga y la prostitución provocan situaciones problemáticas que se tratan de la misma manera; se trasladan de determinadas zonas de la ciudad y se ubican en otras, donde no hay turistas o no viven ciudadanos influyentes, cuyas quejas sean escuchadas. Simplemente se llevan a zonas donde viven "ciudadanos invisibles".
Si existen temas tabú en esta sociedad, considero que estos dos lo son. No se hace un análisis serio de ellos; de nuevo, se traslada el problema.