Israel pretende justificar los muertos que ha provocado, la masacre, el gueto..., mediante la excusa perfecta, el invento del último cuarto de siglo: la lucha contra el terrorismo, la lucha por la democracia (ya nos sabemos de memoria el discurso; no es nuevo). Pues bien, el 50% del total de muertos palestinos corresponde a mujeres y niños (sobre todo estos últimos). Sabemos que las primeras, por su condición de mujer, no forman parte de ningún grupo terrorista; de los segundos, por su corta edad, podemos afirmar lo mismo. Ellos, los del ejército, los del gobierno, los que pretenden justificar lo injustificable, afirman que se trata de un error, es decir, de daños colaterales (también conocemos ese discurso...). A esta reflexión cabe añadir que tampoco ayudan demasiado los sucesivos ataques, con destrucción incluida, de varios edificios de la ONU presentes en Gaza.
Es curioso, pero en estos días me ha venido a la memoria el hecho de que el actual presidente de Israel, Shimon Peres, que apoya sin reparos este ataque masivo y abusivo, recibiera el premio Nobel de la Paz en 1994. Me imagino que, con el tiempo, también será difícil justificar aquella decisión. Queda claro que a veces el destino nos puede jugar una mala pasada...
lunes, 19 de enero de 2009
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