Ya pasó la resaca de la desilusión y ya no se habla de ello, pero hace poco más de un mes que tanto dinero y tiempo invertidos no fueron suficientes para que Madrid se convirtiera en ciudad olímpica, sin embargo, como en casi todas las situaciones de la vida, de una desilusión o un momento amargo se puede extraer alguna valoración positiva. Yo, sin dudarlo, me quedo con una: los besos de Gallardón a Aguirre, los de Aguirre a Zapatero y el abrazo de Zapatero a Gallardón. Quién sabe, puede que fueran "besos de Judas", pero ellos, durante la presentación de la candidatura olímpica de Madrid, cumplieron con su trabajo y sus responsabilidades.
No es fácil ver a representantes políticos, que permanentemente parecen estar enfrentados, moverse y actuar en una misma dirección, dejar de lado las diferencias y unir sus fuerzas para un mismo fin. El 2 de octubre, en Copenhague, los representantes de nuestro proyecto olímpico hicieron ese esfuerzo y actuaron de esa manera, de ahí que esa imagen de besos y abrazos, de unión, sea tan especial.
domingo, 15 de noviembre de 2009
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