Aparentemente no hay dinero de por medio. Tan sólo (¿tan sólo?) un abuso de poder y un incumplimiento del principio de igualdad.
Según la información publicada por el periódico digital eldiario.es, todo parece demostrar que nuestra actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, se matriculó fuera de plazo en un máster que ofertaba la Universidad Rey Juan Carlos (tres meses después de haberse cumplido el plazo de matrícula), que no asistió a ninguna clase (cuando era obligatorio asistir, al menos, al 80% de las clases), que no hizo ningún examen y tampoco el trabajo de fin de máster.
No me he matriculado en ningún máster, pero sé por parientes, amigos y conocidos, el tiempo, la dedicación y el trabajo que implica la superación de uno de ellos.
¿Éste es un ejemplo más de cómo vivimos en una sociedad donde cohabitan ciudadanos de primera y de segunda, o incluso de tercera categoría?
Aparte de parecerme un hecho gravísimo, lo que más lamento es el tremendo perjuicio que este agravio comparativo ha provocado en la imagen de la propia universidad y sobre todo lo lamento por ese puñado de buenos profesionales (profesores, administrativos...) que trabajan en ella y que han visto empañada y manchada su imagen, de manera injusta, por la corrupción de unos cuantos.
A pesar de esos buenos profesionales, la universidad ya está marcada para mucho tiempo.
martes, 3 de abril de 2018
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