miércoles, 28 de febrero de 2007

Una vida plena

Imaginemos una mujer mayor (87 años). Imaginemos que esa mujer ingresa por primera vez en un hospital, después de haber vivido como ha querido, de haber disfrutado, de haber elegido... Imaginemos que esa mujer se enfrenta a la muerte con voz clara y rotunda: "No tengo miedo a la muerte. He disfrutado de mi vida y me voy satisfecha." Mientras, yo la escucho en silencio, y me invade un sentimiento extraño: ¿Gritaré con esa convicción cuando me toque a mí? No lo sé. De momento, sigo caminando; ya se sabe: "caminante, no hay camino, / se hace camino al andar".

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