Como consecuencia de las lluvias torrenciales que han tenido lugar en la provincia de Alicante, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, culpó a "la euforia y al exceso de construcción" como las principales causas de las inundaciones. Inmediatamente, los empresarios alicantinos de ese sector declararon que Narbona merecía ser persona non grata para esa Comunidad. Posteriormente, desde el Partido Socialista se rectificaron las declaraciones de la ministra.
Mi artículo no tiene como objetivo hacer una defensa pública de la ministra, aunque, en este caso, sí estoy de acuerdo con ella. Mi artículo reclama un poco más de seriedad en temas con éste y, por qué no, un poco más de rigor científico.
La gota fría es inevitable; ocasiona lluvias torrenciales siempre en la misma época del año y con una intensidad que varía de unos años a otros (este año ha tocado una intensidad elevada de agua). Por otro lado, basta pasar unos días en la costa levantina y observar cómo los cauces naturales que desde años se han mantenido como curso natural para ese agua de lluvia, se ocupan con edificaciones o, en el mejor de los casos, con aparcamientos improvisados para vehículos. Por último, hay que tener en cuetna que el aumento de construcción va acompañado, en todos los casos, de un descenso de la masa vegetal, que constituye la mejor barrera contra la erosión y el control del ciclo del agua. Todo esto, tanto en Levante como en otras zonas de España, se ha multiplicado en los últimos años.
Me fastidia que la protesta de un grupo de empresarios tenga más peso que la opinión de expertos, técnicos y científicos, que corroboran, en este caso, la opinión de la ministra. Sospecho que la razón sea que éstos últimos no colaboran a inflar el Producto Interior Bruto del país.
Por eso, desde este artículo, me permito el gusto de declarar como non grata la opinión de esos empresarios.
viernes, 26 de octubre de 2007
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