sábado, 22 de marzo de 2008

Ley electoral

Espero no aburrir demasiado, pero para escribir este artículo debo aportar algunos datos.
En las pasadas elecciones generales del 9 de marzo los resultados para el Congreso de los diputados fueron los siguientes (los datos están extraídos de la página web del Ministerio del Interior, con un 99,99% escrutado, reflejándose el porcentaje de votos y los escaños conseguidos por cada partido):
PSOE(43,64%/169 diputados), PP(40,11%/153), CiU(3,05%/11), EAJ-PNV(1,20%/6), ESQUERRA(1,17%/3), IU(3,80%/2), BNG(0,82%/2), CC-PNC(0,65%/2), UPyD(1,20%/1), NA-BAI(0,24%/1).
Después de analizar detenidamente los datos, me gustaría destacar varios aspectos:
1. El PNV obtiene menos de un tercio de los votos que IU y en cambio consigue tres veces más diputados.
2. UPyD obtiene el mismo porcentaje de votos que el PNV, pero este último consigue seis veces más diputados.
3. ESQUERRA obtiene casi el mismo porcentaje de votos que el PNV, pero consigue la mitad de diputados.
4. CC obtiene un poco más de la mitad de votos que UPyD, pero obtiene el doble de diputados.
Nuestro sistema electoral divide el territorio español en circunscripciones, que corresponden a cada una de las provincias existentes y a las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla, constituyendo cada una de ellas una circunscripción. A Ceuta y a Melilla les corresponde un diputado respectivamente, y en el resto de provincias el número de escaños varía en función de la población, estableciéndose como mínimo 2 diputados.
Según esto, en España no disfrutamos del principio fundamental que debe regir cualquier sistema democrático, que no es otro que respetar la relación una persona-un voto, o lo que es lo mismo, que el voto de cualquier español tenga el mismo valor.
Si suponemos una circunscripción única, es decir, si consideramos que cada voto vale lo mismo, independientemente de su lugar de procedencia, con los datos que tenemos obtendríamos unos resultados bastante diferentes (indico entre paréntesis el número supuesto de escaños que obtendría cada partido): PSOE(157), PP(144), IU(14), CiU(11), EAJ-PNV(4), ESQUERRA(4), UPyD(4), BNG(3), CC-PNC(2) y otros siete partidos más hubieran obtenido también 1 diputado cada uno, hasta conseguir un total de 350 diputados, que son los que componen el total del Congreso.
Aunque antes no lo pareciera, ahora podemos comprobar que los máximos beneficiados de nuestro sistema electoral son los dos partidos mayoritarios (PSOE y PP) y los máximos perjudicados no son otros que aquellos partidos minoritarios de ámbito nacional (IU y UPyD).
En general, cuando se habla de la ley electoral española se suelen sacar dos conclusiones: la primera, que a quien más beneficia es a los partidos nacionalistas (algo falso, ya que en las últimas elecciones el único partido nacionalista beneficiado por esta ley ha sido el PNV) y la segunda, que los máximos perjudicados son los partidos de ámbito nacional, pero minoritarios, favoreciendo así el bipartidismo (algo totalmente cierto, como también lo es que el panorama político español cambiaría considerablemente si ese peso que ahora tienen los partidos nacionalistas para permitir o no formar gobierno, se compartiera o se viera disputado por algún otro partido de ámbito nacional).
Me gustaría aportar dos ejemplos más que resumen los desequilibrios anteriormente mencionados (los datos están extraídos de la misma página web y hacen referencia al número de votos que han sido necesarios para conseguir un diputado en cada una de las circunscripciones indicadas):
a) En Melilla el PP ha obtenido un diputado, que le ha costado 15.510 votos. En Madrid cada escaño del PP ha costado 95.743 votos.
b) En Teruel el PSOE ha obtenido 2 diputados, costándole cada uno de ellos 18.892 votos. En Coruña, con el 99,92% de votos escrutados, cada diputado le ha costado al PSOE 93.176 votos.
(Creo que sobra decir que en el Congreso el voto de cada diputado tiene el mismo valor, independientemente de la circunscripción a la que pertenezca.)
Por otro lado, se dan casos tan curiosos como los siguientes:
1. En Córdoba el PSOE ha obtenido 243.959 votos y 4 diputados, el PP 181.512 y 2 diputados. Al PSOE cada diputado le ha costado 60.990 votos, al PP 90.756 (casi 30.000 más).
2. En Cuenca el PP ha obtenido 66.128 votos y 2 diputados, el PSOE 59.671 y 1 diputado. Al PP cada diputado le ha costado 33.064 votos, al PSOE 59.671 (casi 27.000 votos más).
3. En Tarragona el PSOE ha obtenido 167.959 votos y 4 diputados, CiU 79.274 y 1 diputado. Al PSOE cada diputado le ha costado 41.990 votos, a CiU 79.274 (más de 37.000 votos más).
Considero que todos estos ejemplos destacan por su desigualdad y, por consiguiente, por su falta de justicia, ya que de esta manera parece que nos clasificáramos en ciudadanos de 1ª, 2ª o 3ª categoría, basándonos únicamente en el hecho de que la opinión, a la hora de ir a votar, no vale lo mismo.
Cuando se plantea un sistema de circunscripción única y así poder evitar las situaciones anteriormente mencionadas, los detractores de un posible cambio ponen como ejemplo el caso de Italia (país en el que la formación de gobierno resulta casi imposible) y argumentan también que, con dicho cambio, los grandes partidos centrarían su campaña electoral y sus decisiones de gobierno en las zonas más pobladas, ya que soportarían el peso principal del total de votantes, olvidándose de las zonas con menos población. Con respecto a la primera argumentación, considero que España, como país, se diferencia tanto de Italia, y no solamente por su sistema electoral, que ponerlo como ejemplo no me convence demasiado. Y con respecto a la segunda, me convence algo más, pero no lo suficiente como para pensar que lo que tenemos ahora es lo más justo.
Ya se empiezan a oír voces que reclaman una revisión de la ley electoral (en artículos de opinión o en tertulias televisivas). Siendo realistas, considero que este cambio será difícil, sobre todo si tenemos en cuenta que, como se ha visto anteriormente, los dos partidos mayoritarios están claramente beneficiados por la actual ley.
De momento, lo que resulta inevitable para algunos ciudadanos es sentirse discriminados y sufrir cierta impotencia a la hora de leer los resultados después de cada elección. Creo que en esto todos estaremos de acuerdo.
Os invito a la reflexión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nuevos enlaces sobre la absoluta parálisis de la UPyD en Cataluña, caída en manos de los mayores caraduras y oportunistas.

El no nacionalismo catalán de UPyD

UPyD Cataluña: El Desastre. Raw-Barbat Mix by Pinchadiscos Machambreitor

Si UPyD no arranca en Cataluña, lugar de España donde hay más opresión, el partido entero UPyD es una estafa a todos los ciudadanos españoles, y no sirve para NADA.