Acabo de terminar de leer un relato de terror, al menos eso me dijo quien me instó a leerlo. Mi sorpresa ha sido mayúscula al descubrir que esa persona se equivocaba cuando me advertía que el mal inundaba el texto en cada línea, y que a la vuelta de cada página se escondía la reencarnación misma del Anticristo.
Precavido como soy, antes de bucear en ese texto que presagiaba tanta angustia, me armé de unos guantes de látex (por lo del cianuro en las páginas), y poco a poco inicié mi bajada al infierno.
Esperaba sinceramente, que una naga me apresara hasta la asfixia o que un basilisco me fulminara con su mirada maligna. Pero nada de eso ocurrió. O esa persona se equivocaba o me había tomado el pelo.
El texto, que evidentemente no es la gran obra de Baudelaire, lo leí a instancias de Monseñor Cañizares y se trata de “Educación para la ciudadanía”, la nueva asignatura de la ESO.
La cosa no es de guasa; lo cierto es que este texto ha revuelto las faldas del clero, levantando una polvareda de cuidado.
Yo recomiendo al personal leer el contenido de la asignatura, que aparece en el BOE (Viernes 5 de Enero de 2007), sin guantes, con buena luz y sin miedo. El programa tendrá muchos defectos, que los tiene, pero nada más, no es terrorífico. En cambio, habla de ciudadanos, de libertad, del mundo global, de la constitución, de los derechos humanos. ¿De qué quiere hablar usted a las personas, señor Cañizares?
Es sólo una asignatura, que podrá errar en el enfoque de algunas cosas, pero que en cualquier caso su poder de influencia va a ser mucho menor que el que ejerce la sociedad de consumo, la televisión o la publicidad. Señor Cañizares, es ahí donde está el “coco” que ha de matar, ésos son los canales que manipulan las mentes creando una falsa moral.
Tenemos que crear frentes comunes para educar a la sociedad, desde la escuela, la familia o la iglesia, ¿por qué no? pero antes tienen que hacerse creíbles y abandonar discursos medievales “preconciliares”.
No arremeta contra un texto que habla de valores, no confunda a la gente de fe con la venida del mal, y no pervierta las mentes de las personas que acuden a la iglesia.
Los problemas de la moral no se solucionan con críticas pueriles e infundadas.
miércoles, 27 de junio de 2007
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1 comentario:
El tercio nacional-católico, rancio superviviente de la España atávica, abre un nuevo frente de batalla en su eterna guerra contra el pensamiento libre. Como los ejércitos vaticanos no pudieron heredar la tierra, privilegio reservado a los mansos, se dedicaron a conquistarla durante siglos con la tenacidad del que se sabe monopolio de inmortalidad. Los obtusos capitanes de las casposas huestes nacionales prefieren el cómodo campo de la moral (que insistentemente reclaman haber roturado) y rehuyen nuevamente la búsqueda de dios, idea mucho más sutil, profunda y necesaria para el ser humano. Olvidan así, como en tantas otras ocasiones, que recibieron orden de dar al siglo lo que es del siglo y a Dios lo que es de Dios. Como en toda guerra inútil (pleonasmo donde los haya) los civiles sufrirán el grueso de las bajas; mucho me temo que en esta se perderán muchas más almas aún, pues la mejor defensa que se puede oponer a la brutalidad es la lectura, ejercicio intelectual que desgraciadamente no se practica lo suficiente.
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