Son ya varios los días de huelga que están afectando al servicio de limpieza del Metro de Madrid y que como es lógico estamos sufriendo también los usuarios. Afortunadamente en este país existe el derecho a la huelga, por lo que en ningún momento voy a cuestionar los motivos que han llevado a los trabajodores a tomar esta decisión, pero sí lo voy a hacer con algunas de las medidas tomadas de forma paralela a dicha huelga. Algunos ejemplos de estas medidas a las que me refiero son las siguientes:
En primer lugar los trabajadores están incumpliendo los servicios mínimos a los cuales están obligados. En segundo lugar, y aun teniendo en cuenta que los españoles no nos caracterizamos por ser demasiado limpios de puertas hacia fuera, resulta extraño ver cómo entre la basura acumulada por andenes, pasillos y vestíbulos, podemos encontrar tiras finas de papel de periódico cortadas con tijeras o a mano (durante los muchos años que uso el transporte público en Madrid aún no he visto a nadie que se dedique a hacer trizas el periódico; como mucho se puede tirar a una papelera, al suelo o se abandona en uno de los bancos para ponerlo a disposición de otro lector). Y en tercer lugar, durante uno de los telediarios de TVE1 se ha podido ver un vídeo grabado con una de las cámaras instaladas en una de las estaciones de Metro. En él se observa cómo un hombre con un pasamontañas rocía con una garrafa de aceite las baldosas próximas a los torniquetes de entrada y salida, y cómo, posteriormente a esta acción, dos mujeres de avanzada edad resbalan y caen al suelo.
Existe la posibilidad de que el hombre con pasamontañas esté pagado por los empresarios para deteriorar la imagen de los trabajadores que ejercen su derecho a la huelga, y también que sean sólo unos pocos trabajadores los que estén llevando a cabo estas medidas paralelas, pero de cualquier forma a quien menos beneficia es a los propios trabajadores y son ellos quienes deben poner freno a estas medidas lo antes posible.
Todos sabemos que no serán los últimos en actuar de esta manera en momentos de protesta, pero en trabajos tan próximos al ciudadano como puede ser éste, este tipo de medidas consiguen poner en contra no solamente a los empresarios sino también a la opinión pública, lo que ensucia e incluso parece que deslegitima la obtención de los objetivos por parte de los trabajadores. Sería como si en una hipotética huelga de bomberos éstos se dedicaran a organizar incendios. ¿O no?
jueves, 27 de diciembre de 2007
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