Defiendo y siento la magia de la Nochevieja.
Pocas veces somos conscientes en nuestra rutina diaria del paso del tiempo (al mirar una fotografía, al celebrar un cumpleaños o al reencontrarnos con algún conocido después de mucho tiempo) y menos son las veces en que todos o muchos compartimos un momento como éste.
En la noche del 31 de Diciembre somos conscientes, segundo a segundo, con cada campanada y por qué no, con cada uva, de ese paso del tiempo. De que de nuevo hemos dado una vuelta al calendario, de que ese tiempo se fue y el siguiente está llegando, de los momentos que se han quedado grabados y de la emoción por los que vendrán. En una época de individualidades como es ésta, que se caracteriza por gritar a los cuatro vientos las diferencias que nos separan, me resulta mágico que millones de personas vivamos en un mismo instante sensaciones parecidas.
¡Que esa magia dure mucho y si alguien la perdió, que la recupere pronto!
Feliz año nuevo.
lunes, 31 de diciembre de 2007
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