Unos pocos: que deciden, como pequeños dioses, pero sin corona de santos.
El resto, es decir, la mayoría: los que sufrimos, los que observamos, los que decimos que sí y tragamos con todo; los que sobrevivimos.
Unos pocos, los elegidos, se reúnen y deciden qué es lo mejor: subir los tipos de interés, o bajarlos; aumentar los fondos de la Reserva Federal; bajar los impuestos, o subirlos; liberalizar el mercado, o regularlo.
El resto, la mayoría: vivimos más desahogados, o no; compramos pisos, o no; consumimos, ahorramos, trabajamos horas extras o nos vamos de crucero. En fin, vivimos o sobrevivimos, según corresponda.
Quizás me equivoque y a los ojos de un experto esté cometiendo un error garrafal en mi análisis (si es así, que alguien me corrija), pero tengo la sensación de que en materia de economía somos más marionetas que nunca. Ya lo he dicho antes: compramos o no, según toque. Y son muchas las veces en que siento que el dinero es la religión de hoy en día y que estas personas privilegiadas actúan como los antiguos dioses del Olimpo, decidiendo sobre nuestras vidas. Y nosotros, como los antiguos plebeyos, lo aceptamos.
Como si de un producto más de consumo se tratara, propongo una etiqueta para esta economía de los siglos XX y XXI: "Economía de mercado. 100% manipulable."
jueves, 24 de enero de 2008
jueves, 17 de enero de 2008
Por interés propio
No dudo de que aún haya alguna persona (y seguro que más de una) que se dedica a esto de la política con la intención de trabajar por el bien común, pero los ejemplos que hemos tenido esta semana no nos transmiten esa idea.
Por un lado tenemos al señor Gallardón (actual alcalde de Madrid) que amenaza con dejar la política por no haber sido incluído en la lista de candidatos por Madrid para las próximas elecciones generales del 9 de Marzo. Y por otro lado tenemos a la señora Esperanza Aguirre, que anteriormente a estas declaraciones exigió al presidente de su partido, el señor Rajoy, que si Gallardón era incluído como candidato en esa lista, ella también, previa amenaza de abandonar la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Y yo me planteo: ¿Dónde se quedaron esas enormes ganas de trabajar por la mejora de esta ciudad y de esta comunidad? ¿Dónde se quedaron sus buenos deseos y su gran ilusión (la de los dos) por ocupar el cargo que actualmente ocupan y además por mayoría absoluta? ¿Dónde se quedó el respeto hacia los millones de votos que consiguieron ambos? ¿Y qué harán con la confianza que depositaron en ellos esos millones de votantes?
Me imagino que todos estos buenos sentimientos (si alguna vez existieron) se quedaron en algún lugar remoto de su memoria y que ahora lo que toca es otra cosa. Y lo que toca suele ser lo de siempre: el interés propio.
Por un lado tenemos al señor Gallardón (actual alcalde de Madrid) que amenaza con dejar la política por no haber sido incluído en la lista de candidatos por Madrid para las próximas elecciones generales del 9 de Marzo. Y por otro lado tenemos a la señora Esperanza Aguirre, que anteriormente a estas declaraciones exigió al presidente de su partido, el señor Rajoy, que si Gallardón era incluído como candidato en esa lista, ella también, previa amenaza de abandonar la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Y yo me planteo: ¿Dónde se quedaron esas enormes ganas de trabajar por la mejora de esta ciudad y de esta comunidad? ¿Dónde se quedaron sus buenos deseos y su gran ilusión (la de los dos) por ocupar el cargo que actualmente ocupan y además por mayoría absoluta? ¿Dónde se quedó el respeto hacia los millones de votos que consiguieron ambos? ¿Y qué harán con la confianza que depositaron en ellos esos millones de votantes?
Me imagino que todos estos buenos sentimientos (si alguna vez existieron) se quedaron en algún lugar remoto de su memoria y que ahora lo que toca es otra cosa. Y lo que toca suele ser lo de siempre: el interés propio.
sábado, 12 de enero de 2008
Letizia
Érase una vez una chica normal (como tú y como yo), que un día conoció a un príncipe, se enamoró de él (o al menos eso dicen), se casó con él, fueron felices y comieron perdices... (¿o no?).
En su momento me sorprendió mucho la decisión de esa chica normal. Una mujer que podía tomarse como ejemplo de la mujer actual: una mujer independiente, que decide sobre su vida privada, ambiciosa en el trabajo, que cuida su imagen, etc. Una mujer que dejaba claro en sus primeras intervenciones públicas como prometida de un príncipe heredero esos rasgos de su personalidad y que precisamente por eso empezaba a ser criticada (¿a quién se le ocurre mandar callar al futuro Rey? ¡faltaría más...!). Y que desde entonces se fue convirtiendo poco a poco en una mujer florero, limitándose a enseñar sus propuestas en cuanto a peinados y vestidos.
Habitualmente podemos ver en televisión tertulias bien concurridas que debaten sobre el nuevo peinado de Letizia y sobre si era o no la más elegante de la fiesta. No sé lo que pensará ella (quizá se limite a no pensar), pero yo prefería aquellas críticas feroces sobre la osadía de la futura princesa y sobre su falta de protocolo (al menos eran críticas con más enjundia).
Después de todo esto me sorprende oír hablar de paridad en el trabajo, de discriminación positiva hacia la mujer y de lo bueno que tiene humanizar la monarquía; pero me sorprende aún más ver cómo esta sociedad tan hipócrita ha conseguido anular la personalidad pública de una chica normal, que de puertas hacia fuera dejó de ser normal. Al contrario que la Bella durmiente, que despertó de su sueño eterno al recibir el beso de su príncipe amado, ésta parece haberse convertido en una princesa de personalidad durmiente.
Y yo me pregunto, ¿es eso realmente lo correcto?
En su momento me sorprendió mucho la decisión de esa chica normal. Una mujer que podía tomarse como ejemplo de la mujer actual: una mujer independiente, que decide sobre su vida privada, ambiciosa en el trabajo, que cuida su imagen, etc. Una mujer que dejaba claro en sus primeras intervenciones públicas como prometida de un príncipe heredero esos rasgos de su personalidad y que precisamente por eso empezaba a ser criticada (¿a quién se le ocurre mandar callar al futuro Rey? ¡faltaría más...!). Y que desde entonces se fue convirtiendo poco a poco en una mujer florero, limitándose a enseñar sus propuestas en cuanto a peinados y vestidos.
Habitualmente podemos ver en televisión tertulias bien concurridas que debaten sobre el nuevo peinado de Letizia y sobre si era o no la más elegante de la fiesta. No sé lo que pensará ella (quizá se limite a no pensar), pero yo prefería aquellas críticas feroces sobre la osadía de la futura princesa y sobre su falta de protocolo (al menos eran críticas con más enjundia).
Después de todo esto me sorprende oír hablar de paridad en el trabajo, de discriminación positiva hacia la mujer y de lo bueno que tiene humanizar la monarquía; pero me sorprende aún más ver cómo esta sociedad tan hipócrita ha conseguido anular la personalidad pública de una chica normal, que de puertas hacia fuera dejó de ser normal. Al contrario que la Bella durmiente, que despertó de su sueño eterno al recibir el beso de su príncipe amado, ésta parece haberse convertido en una princesa de personalidad durmiente.
Y yo me pregunto, ¿es eso realmente lo correcto?
Escenas: Nieve
Los copos de nieve: blancos. Como ridiculizando todo: las bombas, las minas, los pozos de petróleo, los muertos, el ejército de Bush, el recuerdo de Sadam... Como diciendo: ¿pero qué hacéis? Como pidiendo un minuto de respiro: para mirar el cielo, para pensar, quizá para rezar. Y desear. Como cubriendo la mierda, la miseria, la sangre, el horror, el terror. La muerte. Como diciendo: ¡Ya basta!
(Ayer en Irak la noticia fue otra: después de muchos años, tantos que los mayores apenas lo recordaban, nevó en Irak. De nuevo. Como si de un manto de esperanza se tratara. Un manto que lo cubriera todo, que lo limpiara todo...)
(Ayer en Irak la noticia fue otra: después de muchos años, tantos que los mayores apenas lo recordaban, nevó en Irak. De nuevo. Como si de un manto de esperanza se tratara. Un manto que lo cubriera todo, que lo limpiara todo...)
¿Intereses ocultos?
Después de tantos años de conflicto (por usar un eufemismo) entre Israel y Palestina, me sorprende el cambio de actitud del salvador mundial, George W. Bush: le ha dejado claro al gobierno de Israel que debe retirarse de los territorios ocupados desde la Guerra de los Seis Días (año 1967), defiende la creación de un futuro estado palestino y ha asegurado que antes de que finalice el año se alcanzará un acuerdo de paz. Por poner un ejemplo cercano y algo típico, desconfío de un hombre que organizó una guerra (la última de Irak) a partir de argumentos falsos, y como no creo en píldoras mágicas que te hacen ser bueno para dejar de ser malo, tiendo a pensar en los intereses ocultos que tendrá el gobierno de Estados Unidos para hacer de buen samaritano. ¿Qué ha ocurrido con las buenas relaciones existentes entre Israel y Estados Unidos? ¿Y dónde se han quedado las malas relaciones entre Estados Unidos y algunos países árabes? Me temo que no nos llega toda la información (como otras veces), por lo que no tengo datos suficientes para establecer cualquier conjetura.
Se admiten sugerencias.
Se admiten sugerencias.
lunes, 7 de enero de 2008
La inteligencia del hombre blanco
He leído un artículo de Jared Diamond, incluído en el libro "El nuevo humanismo y las fronteras de la ciencia" (muy recomendable, por cierto), en el cual se intenta dar una explicación al hecho de que la civilización que ha imperado a lo largo de los siglos haya sido la occidental, la nuestra, la del hombre blanco. O lo que es lo mismo, citando palabras textuales del autor: "¿Por qué ha sido tan diferente el ritmo de la civilización humana en los distintos continentes durante los últimos 13.000 años?"
El autor pretende ofrecer una explicación alternativa a este hecho, ya que según él: "Mucha gente da por sentado que la respuesta implica diferencias biológicas del coeficiente intelectual medio de unos y otros pueblos del mundo, aun cuando de hecho no hay ninguna prueba de que dichas diferencias existan. Hasta que tengamos una explicación alternativa convincente, la falta de opciones hará que las teorías racistas sigan siendo el principal polo de atracción."
La alternativa que ofrece es la siguiente:
Uno de los factores biogeográficos que tiene en cuenta para desarrollar su explicación es el bajo porcentaje de especies animales autóctonas de África y América que han podido ser domesticadas por el hombre (de hecho el autor plantea lo que hubiera podido ocurrir en la historia de la humanidad si los pueblos africanos hubiesen podido domesticar al rinoceronte y hubieran peleado frente al hombre blanco, montado en un simple caballo). Con las especies autóctonas vegetales ha ocurrido lo mismo, aunque en el caso de América la diferencia con respecto a Eurasia no es tan extrema como en el caso de África. Si a todo esto se añade el hecho de que la dimensión mayor del continente euroasiático se sitúa en la horizontal (eje Este-Oeste), a diferencia de África y América cuyas dimensiones mayores se sitúan en la vertical (eje Norte-Sur), y que los cultivos y las especies animales domesticadas se distribuyen según la latitud, en el caso de Eurasia dichas especies pudieron extenderse a lo largo de miles de kilómetros, según el eje Este-Oeste anteriormente mencionado, lo que aceleró el paso de sociedades cazadoras-recolectoras a sociedades sedentarias, densamente pobladas y estratificadas. Por el contrario, esta distribución latitudinal de especies animales y vegetales alcanzó una extensión mucho menor en América y África, debido a su disposición Norte-Sur. (Oceanía lo considera como un caso aparte, debido al aislamiento que ha sufrido a lo largo de su historia.)
La explicación que ofrece el autor puede parecer sencilla o muy evidente, aunque está sobradamente demostrado que este hecho no debe considerarse como un defecto, ya que muchas explicaciones sencillas que nos hacen pensar ¿y cómo no se le ocurrió a alguien antes?, han revolucionado la historia de la humanidad. A mí me ha convencido y me ha parecido una buena alternativa a las diferencias biológicas del coeficiente intelectual.
Quizá esa hipotética superioridad del hombre blanco no haya sido más que un producto del azar...
El autor pretende ofrecer una explicación alternativa a este hecho, ya que según él: "Mucha gente da por sentado que la respuesta implica diferencias biológicas del coeficiente intelectual medio de unos y otros pueblos del mundo, aun cuando de hecho no hay ninguna prueba de que dichas diferencias existan. Hasta que tengamos una explicación alternativa convincente, la falta de opciones hará que las teorías racistas sigan siendo el principal polo de atracción."
La alternativa que ofrece es la siguiente:
Uno de los factores biogeográficos que tiene en cuenta para desarrollar su explicación es el bajo porcentaje de especies animales autóctonas de África y América que han podido ser domesticadas por el hombre (de hecho el autor plantea lo que hubiera podido ocurrir en la historia de la humanidad si los pueblos africanos hubiesen podido domesticar al rinoceronte y hubieran peleado frente al hombre blanco, montado en un simple caballo). Con las especies autóctonas vegetales ha ocurrido lo mismo, aunque en el caso de América la diferencia con respecto a Eurasia no es tan extrema como en el caso de África. Si a todo esto se añade el hecho de que la dimensión mayor del continente euroasiático se sitúa en la horizontal (eje Este-Oeste), a diferencia de África y América cuyas dimensiones mayores se sitúan en la vertical (eje Norte-Sur), y que los cultivos y las especies animales domesticadas se distribuyen según la latitud, en el caso de Eurasia dichas especies pudieron extenderse a lo largo de miles de kilómetros, según el eje Este-Oeste anteriormente mencionado, lo que aceleró el paso de sociedades cazadoras-recolectoras a sociedades sedentarias, densamente pobladas y estratificadas. Por el contrario, esta distribución latitudinal de especies animales y vegetales alcanzó una extensión mucho menor en América y África, debido a su disposición Norte-Sur. (Oceanía lo considera como un caso aparte, debido al aislamiento que ha sufrido a lo largo de su historia.)
La explicación que ofrece el autor puede parecer sencilla o muy evidente, aunque está sobradamente demostrado que este hecho no debe considerarse como un defecto, ya que muchas explicaciones sencillas que nos hacen pensar ¿y cómo no se le ocurrió a alguien antes?, han revolucionado la historia de la humanidad. A mí me ha convencido y me ha parecido una buena alternativa a las diferencias biológicas del coeficiente intelectual.
Quizá esa hipotética superioridad del hombre blanco no haya sido más que un producto del azar...
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