sábado, 12 de enero de 2008

Letizia

Érase una vez una chica normal (como tú y como yo), que un día conoció a un príncipe, se enamoró de él (o al menos eso dicen), se casó con él, fueron felices y comieron perdices... (¿o no?).
En su momento me sorprendió mucho la decisión de esa chica normal. Una mujer que podía tomarse como ejemplo de la mujer actual: una mujer independiente, que decide sobre su vida privada, ambiciosa en el trabajo, que cuida su imagen, etc. Una mujer que dejaba claro en sus primeras intervenciones públicas como prometida de un príncipe heredero esos rasgos de su personalidad y que precisamente por eso empezaba a ser criticada (¿a quién se le ocurre mandar callar al futuro Rey? ¡faltaría más...!). Y que desde entonces se fue convirtiendo poco a poco en una mujer florero, limitándose a enseñar sus propuestas en cuanto a peinados y vestidos.
Habitualmente podemos ver en televisión tertulias bien concurridas que debaten sobre el nuevo peinado de Letizia y sobre si era o no la más elegante de la fiesta. No sé lo que pensará ella (quizá se limite a no pensar), pero yo prefería aquellas críticas feroces sobre la osadía de la futura princesa y sobre su falta de protocolo (al menos eran críticas con más enjundia).
Después de todo esto me sorprende oír hablar de paridad en el trabajo, de discriminación positiva hacia la mujer y de lo bueno que tiene humanizar la monarquía; pero me sorprende aún más ver cómo esta sociedad tan hipócrita ha conseguido anular la personalidad pública de una chica normal, que de puertas hacia fuera dejó de ser normal. Al contrario que la Bella durmiente, que despertó de su sueño eterno al recibir el beso de su príncipe amado, ésta parece haberse convertido en una princesa de personalidad durmiente.
Y yo me pregunto, ¿es eso realmente lo correcto?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, yo creo que estaba "cantado" que el protagonismo de esta mujer iba a ir decayendo con el tiempo. Ha sido, como corresponde (faltaría más) con discreción absoluta, de forma lenta, muy lenta, pero inexorable. Leticia ha pasado a no existir.

Con respecto a tu pregunta, creo que es evidente que no es correcto.

Yo lo que me pregunto, desde el inicio de esta relación, es hasta dónde será capaz de aguantar esta situación (véase casi humillación) una mujer, como dices independiente, muy ambiciosa (no sé si sólo en lo que respecta al trabajo...) y de carácter bastante fuerte.

Es cuestión de tiempo.

Anónimo dijo...

Como tu y como yo NO, si fuera así no hubiera sido elegida para ese papel. Esto no fue un cuento de hadas, fue requetepensado. Respecto a las críticas "este país es así de penoso" ¡una vergüenza!.