martes, 6 de marzo de 2007

Mujeres

No me considero especialmente feminista, de hecho no asocio la independencia de la mujer con la independencia económica que implica tener un trabajo (aunque sí valoro la incorporación de la mujer en el mundo laboral, como el punto de inflexión que permitió adquirir muchos de los derechos que ahora tenemos), y admiro y valoro a aquellas mujeres que deciden trabajar como amas de casa, ya que el servicio que ofrecen a la sociedad es incalculable y está infravalorado. Pues bien, a pesar de todo esto considero que la mujer sigue cargando con muchas de las obligaciones, rutinas e imprevistos que lleva implícito el día a día. Basta echar un vistazo a la mayoría de las familias y ver cómo la mujer, aunque también trabaje fuera de casa, dedica mucho más tiempo a sus hijos que el hombre; cómo la mujer dedica mucho más tiempo a las tareas domésticas que el hombre; y cómo, para poner un ejemplo muy concreto, que ha sido el que me ha hecho escribir estas palabras, son las mujeres las que, en la mayoría de las casos, acompañan a los enfermos en los hospitales. Si hay hijos e hijas, son éstas las que pasan más horas atendiendo al padre o a la madre, y lo más llamativo, al menos desde mi punto de vista, en la mayoría de los casos son las nueras las que acompañan al suegro o a la suegra, en lugar de ser el hijo biológico el que asuma esa responsabilidad. Todo esto me hace pensar en cuánto hemos avanzado...

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