Me sorprende lo ocurrido estos días de fiesta en Malasaña (barrio de Madrid). La presencia de más de 100 policías se llevó a cabo con el objetivo de dar por terminado un botellón que se celebraba en la Plaza del 2 de Mayo. No me sorprende que la policía cumpla con esa misión, me sorprende que, de buenas a primeras y después de celebrarse botellón tras botellón, semana tras semana, se presenten más de 100 policías para hacer cumplir una ley que se aprobó hace ya mucho tiempo.
Estoy harta de ver cómo se vende droga, por supuesto de manera ilegal, en las calles de alrededor de mi casa, y estoy harta de ver cómo, con total impunidad, este negocio se lleva a cabo día tras día sin ningún tipo de control policial. Se está demostrando que el carnet por puntos ha perdido parte de su efectividad por la tardanza en el cumplimiento de las sanciones o por la impunidad con la que algunos locos al volante vuelan, más que conducen.
Si vivimos en sociedad, y así es como lo hacemos, es de vital importancia el cumplimiento de la ley y, más aún, que ese cumplimiento se controle por los organismos competentes, ya que de lo contrario se puede producir un estado de hartazgo social tal, que aquellos ciudadanos que nos preocupamos por cumplir las normas podemos recuperar el comportamiento de nuestros antepasados cavernícolas.
No estaría mal, seguiría siendo la ley del más fuerte la que regiría nuestros movimientos. Como ahora.
jueves, 3 de mayo de 2007
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